| Selección fotográfica
¿Sabes todo eso que te pasa cuando te enamoras? Cuando yo comencé a hacer fotografía me sentí así: fue como enamorarme. Las calles que había caminado siempre, toda mi vida, de repente cobraron un nuevo significado porque todo era mejor si ella me acompañaba.
¿Sabes eso que pasa cuando alguien te fascina, que piensas en él, hablas de él con todo el mundo? Pues yo, fuera a donde fuera, saliera con quien saliera, siempre hacía fotos, interrumpía conversaciones solo porque me parecía imperdonable guardarme para mí lo divertida que ella era y las cosas hermosas que me permitía ver. Me encantaba ella y quien era yo en su compañía. Me interesaba saberlo todo, hasta el último detalle; quería entregarle hasta el último segundo. Ninguna distancia era tan larga si ella acompañaba mi camino y, así, frenéticamente, me dediqué a acumular capturas con la curiosidad voraz que solo tienen los enamorados. Era más que amor, frenesí.
La cosa fue avanzando, la relación se fue poniendo más seria. En algún momento ya no estaba enamorada nada más, realmente la amaba. Pero eventualmente también llegaron las crisis, de repente sentí que yo no sabía cómo amarla, cómo acercarme, o que tal vez era ella quien no me amaba a mí. Lo transité y, la verdad, nunca me volví a sentir como antes, pero eso ya dejó de importar, porque hace poco, casi por casualidad encontré, al menos por ahora, la fórmula. Después de años de hacer fotografía digital con cualquier cámara que tuviera a mi disposición, en un lapso de más o menos un mes, llegaron a mí todas las herramientas para este nuevo experimento: la fotografía analógica. Comencé temerosa, pero con mucha emoción por todo lo nuevo que estaba comenzando a experimentar, y así conocí un amor que me exige pausa y contemplación. Ahora a mi amor, sí o sí, debo vivirlo con tranquilidad. Me ha hecho sentir afortunada de tenerlo, pero de otra forma: entendiendo que debo ser delicada, cuidadosa, que, aunque me hace feliz, no es un espacio inagotable donde puedo permitirme el desperdicio, y entonces lo valoro y lo honro. Me siento feliz porque hemos encontrado nuevas formas de acompañarnos: a veces veo que la luz está hermosa y salgo con ella a caminar, a veces está conmigo en mis rutas diarias en la camionetica, de vez en cuando me acompaña a una salida con amigos y, cuando veo la posibilidad, me escapo temprano del trabajo para que podamos disfrutar juntas del sol del atardecer. Es mi compañera en la cotidianidad.
Agradezco enormemente la belleza que me regala, dejo que me sorprenda sin cargarla de expectativas, y así he sentido que la vida se abre ante mí con colores hermosos y nuevos.
Sé que volveremos a pelearnos, a tener crisis. También sé que encontraremos nuevas formas de estar juntas, porque así son los buenos amores. No sé si este amor sea para siempre, pero espero que sí.
Registro en Caracas, Venezuela 2025
Film 35mm.
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Curaduría:
Anthony Salazar.
